
¿TE PELLIZCAS LA CARA? ¿TE COMES LAS UÑAS? ¡CUIDADO! ES PRESION INTERNA BUSCANDO SALIR
La presión que sientes por dentro, más conocida como estrés, es tu respuesta física y emocional a una situación que percibes como peligrosa, cuando sientes que está amenazada tu integridad física o emocional. Esta respuesta es inconsciente e inevitable.
Tu cuerpo reacciona activando el sistema nervioso y ciertas glándulas. Tu cerebro (el hipotálamo) envía señales para que se produzcan más adrenalina y cortisol en forma de hormonas que van directo al torrente circulatorio. Esto hace que aumenten tu frecuencia cardíaca, tu frecuencia respiratoria, tu presión arterial y el metabolismo. Los vasos sanguíneos se ensanchan para permitir una mayor circulación hacia los músculos, tensionándolos. Las pupilas se dilatan para ver mejor. El hígado libera parte de la glucosa almacenada para aumentar la energía de tu cuerpo. Y este a la vez produce sudor para refrescarse. Todos estos cambios físicos te preparan para reaccionar rápida y eficazmente cuando sientes la amenaza.
Cuando funciona como es debido, esta reacción es la mejor forma para que te muevas y seas eficiente bajo estrés. Pero puede causar problemas tanto a nivel orgánico como emocional, cuando es extrema.
La sobrecarga de energía que libera el organismo para combatir el peligro, se manifiesta como presión interna. Presión que debe encontrar una salida, por lo que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente tienen que encontrar válvulas de escape por donde ir sacando este exceso de energía. Parecido a una olla express cuando se condensa el vapor adentro. Si la válvula que está en la tapa, no le funciona, estalla. Así mismo, un break down, un burn out, un ataque de pánico, son lo equivalente a estallar por la presión acumulada.
¿Sientes algo así?
- sensación de ansiedad
- constante presión en el pecho
- confusión
- necesidad de estar haciendo algo en todo momento
- irritabilidad
- melancolía
- te sientes triste o deprimido
¿Tienes síntomas físicos como estos?
- problemas estomacales,
- dolores de cabeza
- dolores de pecho
- reacciones alérgicas: eczema o asma
- desórdenes de comportamiento como:
- no duermes bien
- bebes en exceso,
- comes en exceso
- fumas
- usas drogas
- te pellizcas la piel
- te comes las uñas compulsivamente
- te arrancas el pelo compulsivamente
¿Qué puedes hacer?
- No te sobrecargues con actividades. Si te sientes tenso, elige las actividades más importantes y elimina o pospón las que no urgen.
- Sé realista. No trates de ser perfecto ni esperes perfección de los demás (esto te afecta a tí y estresa a los demás). Si necesitas ayuda con algo, pídela.
- Duerme bien. Cuando se duerme la cantidad de horas necesarias, el cuerpo y la mente se mantienen en buen estado, pudiendo manejar cualquier situación negativa que cause estrés. Debido a que el “reloj del sueño” biológico cambia durante la adolescencia, muchos adolescentes prefieren acostarse más tarde en la noche y dormir más tarde en la mañana. Pero si te acuestas tarde y tienes que levantarte temprano para ir a estudiar, no dormirás la cantidad de horas necesarias.
- Aprende a relajarte. El antídoto natural del cuerpo para el estrés se llama respuesta de relajamiento. Es lo opuesto al estrés y crea una sensación de calma y bienestar. Los beneficios químicos de esta respuesta pueden activarse simplemente relajándote. Puedes provocar la respuesta de relajamiento si aprendes unos simples ejercicios de respiración y los usas cuando estés en una situación que te cause presión. Asegúrate de mantenerte relajado y de tomar tiempo para disfrutar de actividades que te calmen y sean placenteras: leer un buen libro, tomar tiempo para disfrutar de algún pasatiempo, jugar con tu mascota, hacer deporte, salir a caminar o darte un baño relajante.
NOTA: Ver series o jugar videojuegos sólo son recomendados si entretienen sin estresar.
- Cuida tu cuerpo. Hacer ejercicio con regularidad te va a ayudar a liberar presión (¡Ojo! el exceso puede contribuir al estrés físico, o sea, debe hacerse con moderación) Aliméntate bien para que tu cuerpo funcione de la mejor forma posible. Cuando sientes estrés, puede pasar que dejes de comer o que comas de forma compulsiva. Así mismo, no elegirás bien tus comidas, pues la presión hace que para liberarla sientas la necesidad de satisfacer tus carencias a través de cualquier comida (lo que se te atraviese). Cuando tienes estrés, tu cuerpo necesita más vitaminas y minerales que nunca. Algunas personas usan drogas para escapar de la tensión emocional. Aunque parezca que el alcohol y las drogas alivian la tensión momentáneamente, la realidad es que depender de ellos tiene consecuencias fatales, sin mencionar el daño físico y la dependencia emocional que causan.
- Cuida tus pensamientos. Tus perspectivas, actitud y pensamientos influyen mucho en la manera en que percibes las situaciones. ¿Está tu copa medio llena o medio vacía? Una buena dosis de optimismo te ayudará a salir adelante en situaciones difíciles. Enfócate en el mejor resultado posible, confía en que lo que suceda traerá un aprendizaje , aunque no sea lo que esperas. No quieras controlar los resultados, disfruta el proceso. Aunque no tengas práctica o seas algo pesimista, todos podemos aprender a pensar con más optimismo y disfrutar de los beneficios.
- Resuelve los problemas sencillos. Si algo pendiente se puede resolver en los próximos 5 minutos, hazlo de una vez. Liberar tu lista de quehaceres libera presión. Controla lo que depende de tí únicamente dando lo mejor de tí, el resto déjalo a quien corresponde y espera el resultado.
Aprende a evaluar las situaciones con calma, a pensar en las opciones que tienes, y a dar los pasos necesarios para resolver. Actuar tranquiliza.
Si quieres hacerte más resistente a la presión, lo siguiente actúa como válvula "benigna":
- Piensa en los cambios como retos normales en tu vida.
- Reconoce las demoras y las derrotas como un problema momentáneo que puedes resolver.
- Piensa que tendrás éxito si continúas avanzando hacia tu meta, aunque a veces tengas que ir más lento.
- Trata de resolver los problemas cuando surjan, cuando no puedas busca ayuda, y si a pesar de esto no funciona, suelta y confía.
- Establece relaciones firmes y cumple con tus compromisos familiares y de amistad, en la medida que no vayan en contra de tu paz y tranquilidad.
- Rodéate de gente que te apoya y te ayudará cuando lo necesites.
- Participa en actividades para relajarte y divertirte con regularidad.
Si necesitas acompañamiento para identificar lo que te está causando presión interna, aquí estamos para tí. Haz tu cita de exploración por mensaje @instagram o facebook. Escríbenos a coaching@sevaletriunfar.com